Según la ONU, un país desarrollado es aquel que provee a sus habitantes una vida libre y saludable en un ambiente seguro. Sin embargo, la vida en una sociedad desarrollada puede resultar difícil para muchos niños y niñas sobre los que se vulneran sus derechos fundamentales.
Pero, ¿qué es lo que niñas y niños dicen que necesitan para tener bienestar, sentirse felices y disfrutar de la vida? ¿y qué deberían hacer las personas responsables de las decisiones que les conciernen para que esto suceda?
Las chicas y chicos de Andalucía nos muestran en sus opiniones que sus necesidades son sencillas pero fundamentales, alejadas del materialismo. Una alimentación saludable, disfrutar del amor y cariño de la familia les resultan esenciales. También mantener una buena higiene, poder ir al colegio y recibir una educación o al médico, la amistad, el ejercicio físico y hacer deporte, y disponer de tiempo para jugar y divertirse son otras de las necesidades que más expresan para poder crecer felices y disfrutar de la vida. Desean tener relaciones sanas, respetar y ser respetados por los demás.
Piensan que los adultos que toman las decisiones que les conciernen no hacen todo lo que debieran para que crezcan sanos y felices, que se debe “mirar más por las personas necesitadas”, favorecer que haya más trabajo para disminuir la pobreza y que los estudiantes tengan mejores oportunidades, o invertir más en salud y educación. Creen que deberíamos escucharles más y dejarles participar en las decisiones que les conciernen.
La opinión de los niños y niñas queda muchas veces alejada de las instituciones públicas, de las políticas y de los programas que se diseñan para la promoción de sus derechos. Es por esto, que el II Plan de Infancia y Adolescencia 2016-2020 establece un nuevo marco para la cooperación y coordinación entre instituciones, entidades y agentes comprometidos en la promoción de los derechos de la infancia, un compromiso institucional para garantizar sus derechos y su bienestar en aplicación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, tener en cuenta su opinión y visibilizarla en todas las políticas y en todos los municipios.
Es necesario escuchar con atención a la infancia, atender a sus propuestas y necesidades desde todos los ámbitos de la sociedad en los que se desarrollan sus vidas, atender a su Salud y bienestar para que puedan “Crecer como personas sanas y felices”; ayudarles a conseguir seguridad y confianza para que puedan “Sentirse personas protegidas”, facilitarles que puedan aprender y realizarse y que puedan “Aprender a ser, estar y hacer”, abrir conjuntamente nuevos caminos para favorecer que sea posible participar y prosperar y que les haga “Sentirse importantes” y por su puesto tenerlos en cuenta en todas las políticas y en todos los municipios de forma que “la Infancia esté en el centro de la decisiones”. Una sociedad desarrollada es también una sociedad que escucha a su infancia.