El premio a la Defensa de los Derechos de la Infancia –que distingue a aquella persona o entidad caracterizada por sus actuaciones para evitar situaciones de desprotección de los niños y niñas- recayó en Jorge Morillo Martín, por su actuación personal como educador de calle en Sevilla de los niños y niñas más desfavorecidos a quienes enseña valores positivos a través del fútbol.